jueves, 15 de marzo de 2012

LA GRATUIDAD EDUCATIVA EN TIEMPOS DE PROSPERIDAD


Apenas inició el año, el Ministerio de Educación Nacional emprendió su agresiva campaña publicitaria de la gratuidad  de la educación pública, escuchamos “Ahora el Ministerio Paga”, palabras que estoy segura, alegró a muchos como a mí. Con ello hace realidad el sueño que por años acariciamos los colombianos del común, que creemos en el estado social de derecho; con el Decreto 4807 de diciembre de 2011,  se cristaliza el  mandato de nuestra carta magna, la educación como un derecho fundamental de los niños, qué bueno que este beneficio llegue al pueblo en el Gobierno de la Prosperidad.
Sin embargo, con el paso de los días la realidad se torna diferente, el diario quehacer en las aulas de clases nos muestran la otra cara de la gratuidad. Hoy han trascurrido tres meses desde  su aprobación y, la mencionada gratuidad no llega a los colegios,  volvemos a padecer las inclemencias de la dejadez administrativa estatal.
Nos preguntamos entonces, ¿que se llama gratuidad en tiempos de prosperidad? La gratuidad no puede limitarse únicamente al pago de matrícula y costos académicos porque los derechos no son aislados, son integrales y el derecho a la educación está asociado al derecho a la movilidad, a la salud y a la alimentación, así lo debe garantizar este gobierno de la prosperidad, ¿de qué vale suplir costos de matrícula, cuando el estudiante no puede llegar al colegio porque no tiene trasporte escolar? o cuando no existe en la escuela ni un vaso de leche en los comedores para apoyar la nutrición, acaso ¿con hambre se aprender?, puede hablarse de gratuidad cuando no se ha definido quien asume el seguro de accidente estudiantil? y qué decir de los costos de los textos, hoy se cotizan por encima de los 62.000 pesos que paga el ministerio por un estudiante de preescolar en un año lectivo, o de los uniformes de diario y deporte que  incluidos los zapatos se pagan entre 120.000 y 150.000 pesos por cada uno, cifra que se supera los costos que paga la Ministra por un estudiante de media técnica, que son los que más valen. Cuanta ironía que en este gobierno de la prosperidad la gratuidad se reduce a pagar un costo por cada niño o niña dentro de las aulas de clases, como si fueran artículos de tienda.
Ahora bien, en La Guajira, todavía tenemos aulas rurales que no son más que enramadas, donde desarrollan actividades pedagógicas  y estudiantes que proceden de hasta dos kilómetros de distancias, también estas condiciones hacen parte del programa de gratuidad en los tiempos de prosperidad? El caso más concreto de esta situación se presenta hoy en el municipio de Uribia donde la falta de trasportes y comedores escolares tiene en riesgos de colapsar al sistema educativo con el que más de 20.000 niños y niñas se podrían quedar sin educación.
Mucho me temo que la gratuidad de la educación sea un sofisma para distraer al pueblo mientras se le arrebata el único patrimonio público que aun tenemos, la educación pública, si las cosas siguen así, las escuelas recibirán menos recursos para suplir las necesidades mínimas y; el derecho a la educación, estará reservado para quienes estén en capacidad de pagar altos los costos del sistema educativo Colombiano.
Por: Ruth Mariela Fernández Manjarrez- Publicado en el Diario La Guajira, 15 de marzo de 2011