miércoles, 7 de noviembre de 2012

Hablemos de Calidad de la Educación



En los últimos años se usa mucho el término calidad.  Se hace mención a la calidad de vida, calidad en las instituciones, calidad de los productos. También en la escuela se usa el vocablo “calidad”, allí se habla hoy de calidad educativa.

No obstante, hablar de calidad en términos de la educación, es muy complejo y contradictorio debido a que recae directamente sobre la formación de personas y no sobre objetos como en el caso los productos de fabricación, lo que abre un espacio para la subjetividad, si tenemos en cuenta que no existe un consenso en la definición de calidad porque la diversidad de conceptos teórica es abundante.

Inicialmente pensamos que calidad es lo bueno, lo mejor, sin embargo varios autores, Crosby, Feigenbaum o Ishikawa, apuntan a definirla en  términos empresariales, como una cualidad o características  prestablecidas, medibles que satisfacen al cliente. En todos los casos se parte de un estándar que opera como un patrón de comparación.

Así las cosas, haciendo la trasferencia a la educación, para hablar de calidad educativa es necesario convertir la escuela en una empresa en donde su objeto fundamental es “fabricar bachilleres”, los clientes son los padres de familias, el insumo es el niño, los operarios son los maestros y el producto final es el joven bachiller.
Como pedagoga que soy, siento tristeza de ese nuevo rol que esta sociedad le impuesto a la escuela. Con este enfoque empresarial prima los material sobre lo humano, el dinero sobre la persona, se pierde el sentido humanista de la educación como la acción formadora y trasformadora de los seres humanos, generadora de hombre y mujeres libres, críticos, reflexivos y responsables de sus acciones de vida en relación consigo mismo, con los demás, con la naturaleza y con lo divino.

Por estas razones es necesario abrir el debate sobre el  alcance del termino “Calidad Educativa”, que hoy por hoy se mide con las pruebas saber y para nadie es un secreto que las pruebas solo llegan a medir conocimientos, y en algunos casos, ni siquiera conocimientos sino destrezas momoristicas, como lo afirma Luis A Ramírez Peña, ex Rector de la Universidad Distrital, en Portafolio  “Las pruebas de estado fundamentan la calidad en la capacidad de repetir saberes, denominados competencias, que las instituciones universitarias han repetidos por recomendación del  mismo estado. … En general, son pruebas orientadas a recuperar en la memoria saberes considerados por sus diseñadores prioritarios en el aprendizaje de estudiante”

Me pregunto entonces, se puede decir que una persona es de calidad?  O la alta calidad de un ser humano depende de los conocimientos que almacene en su memoria para responder las pruebas de estado?
Por estos días el ICFES publicó los resultados de  las pruebas Saber 2012, pronto se conocerán las reclasificaciones y categorizaciones (discriminaciones) de las instituciones educativas de mayores niveles de calidad, los listados de estudiantes ordenados por puestos.
Mientras la calidad se determina en términos de saberes memorizados, es probable que muchos de nuestros jóvenes caigan en manos de grupos delictivos y al margen de la ley, aun con altos promedios ICFES, pero sus valores y principios trastocados por el consumismo, no le permiten diferenciar la primacía del deber ser, entonces me atrevería a decir están educados en los estándares de calidad  del MEN pero son un problema para la sociedad.

El dilema se plantea para maestros, padres de familias y sociedad en general, ¿Cuál es el tipo de individuo que queremos formar? ¿Solo necesitamos que jóvenes que dominen los saberes considerados por el M.E.N como prioritarios? La escuela va a seguir fabricando bachilleres? No,  es urgente rescatar la escuela como un agente para potenciar un verdadero desarrollo humano sostenible y sustentable, donde se formen personas libres, autónomos y auto reflexivos.

En los últimos años se usa mucho el término calidad.  Se hace mención a la calidad de vida, calidad en las instituciones, calidad de los productos. También en la escuela se usa el vocablo “calidad”, allí se habla hoy de calidad educativa.

No obstante, hablar de calidad en términos de la educación, es muy complejo y contradictorio debido a que recae directamente sobre la formación de personas y no sobre objetos como en el caso los productos de fabricación, lo que abre un espacio para la subjetividad, si tenemos en cuenta que no existe un consenso en la definición de calidad porque la diversidad de conceptos teórica es abundante.

Inicialmente pensamos que calidad es lo bueno, lo mejor, sin embargo varios autores, Crosby, Feigenbaum o Ishikawa, apuntan a definirla en  términos empresariales, como una cualidad o características  prestablecidas, medibles que satisfacen al cliente. En todos los casos se parte de un estándar que opera como un patrón de comparación.

Así las cosas, haciendo la trasferencia a la educación, para hablar de calidad educativa es necesario convertir la escuela en una empresa en donde su objeto fundamental es “fabricar bachilleres”, los clientes son los padres de familias, el insumo es el niño, los operarios son los maestros y el producto final es el joven bachiller.

Como pedagoga que soy, siento tristeza de ese nuevo rol que esta sociedad le impuesto a la escuela. Con este enfoque empresarial prima los material sobre lo humano, el dinero sobre la persona, se pierde el sentido humanista de la educación como la acción formadora y trasformadora de los seres humanos, generadora de hombre y mujeres libres, críticos, reflexivos y responsables de sus acciones de vida en relación consigo mismo, con los demás, con la naturaleza y con lo divino.

Por estas razones es necesario abrir el debate sobre el  alcance del termino “Calidad Educativa”, que hoy por hoy se mide con las pruebas saber y para nadie es un secreto que las pruebas solo llegan a medir conocimientos, y en algunos casos, ni siquiera conocimientos sino destrezas momoristicas, como lo afirma Luis A Ramírez Peña, ex Rector de la Universidad Distrital, en Portafolio  “Las pruebas de estado fundamentan la calidad en la capacidad de repetir saberes, denominados competencias, que las instituciones universitarias han repetidos por recomendación del  mismo estado. … En general, son pruebas orientadas a recuperar en la memoria saberes considerados por sus diseñadores prioritarios en el aprendizaje de estudiante”

Me pregunto entonces, se puede decir que una persona es de calidad?  O la alta calidad de un ser humano depende de los conocimientos que almacene en su memoria para responder las pruebas de estado?

Por estos días el ICFES publicó los resultados de  las pruebas Saber 2012, pronto se conocerán las reclasificaciones y categorizaciones (discriminaciones) de las instituciones educativas de mayores niveles de calidad, los listados de estudiantes ordenados por puestos.

Mientras la calidad educativa se determine en términos de saberes memorizados, es probable que muchos de nuestros jóvenes caigan en manos de grupos delictivos y al margen de la ley, aun con altos promedios ICFES, pero sus valores y principios trastocados por el consumismo, no le permiten diferenciar la primacía del deber ser, entonces me atrevería a decir están educados en los estándares de calidad del Ministerio de Educación Nacional pero son un problema para la sociedad.  

Muchos eventos violentos se reportan en los últimos tiempos desde las escuelas en Colombia, hace dos días escuchaba el atentado contra un joven de 16 años llegando a su colegio en Cali, recibió 5 tiros, al parecer de manos de otro menor de edad que portaba uniforme escolar.

Pero recordemos que en el mes de febrero, conmocionó a estudiantes, padres, docentes y directivos de la Institución Educativa Villa del Sur, de Medellín,  el homicidio de un estudiante de sexto grado, de 16 años, quien murió al recibir una herida de arma cortante, al parecer, una tijera en el pecho, a la altura del corazón, de manos de otro menor, de 15 años, de séptimo grado.
En el mes de abril un niño de 12 años de Itagüí, falleció supuestamente por una golpiza que le propinaron tres de sus compañeros de escuela,  caso que obligó a pronunciarse tanto a la ministra de educación como al ministro de justicia.
En el mes de septiembre se catalogó “como un milagro” que estuviera vivo un joven escolar con una navaja clavada en su cabeza. Otro menor jugaba con el peligroso objeto en el descanso en el colegio y al lanzarla fue a dar en la humanidad del niño. El percance se registró en la institución educativa Humberto Raffo Rivera, de Palmira”.

Recordemos también la triste historia de la joven que se suicidó en un Colegio en Mariquita, Tolima delante de sus compañeros y maestros.
Todos estos eventos nos lleva a preguntarnos si las políticas que ha impuesto el Ministerio de Educación nacional en Colombia, son las necesarias para formar hombres y mujeres de bien?, cada día el matoneo llega a mas instituciones educativas y los casos de agresión son más notables, incluso se ha reportado el caso de estudiantes amenazando a compañeros y maestros, tristemente vemos como la problemática social de la inseguridad y violencia permea la vida escolar

El dilema se plantea para maestros, padres de familias y sociedad en general, ¿Cuál es el tipo de individuo que queremos formar? ¿Solo necesitamos que jóvenes que dominen los saberes considerados por el M.E.N como prioritarios? La escuela va a seguir fabricando bachilleres? No,  es urgente rescatar la escuela como territorio de Paz y como el principal agente educativo para potenciar un verdadero desarrollo humano sostenible y sustentable, donde se formen personas libres, autónomos y auto reflexivos. 

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