Mostrando entradas con la etiqueta educación publica. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta educación publica. Mostrar todas las entradas

sábado, 3 de junio de 2017

GUAJIROS ENTRE EL DESIERTO Y LA ESPERANZA

La pobreza en que vive esta población guajira contrasta con los miles de dólares que se obtienen por sus recursos mineros (carbón, gas, sal y otros) pero también con el gran deseo de superación de la gran nación Wayuu, la etnia mas poblada de Colombia, por ello acuden a llevar sus hijos a las aulas

Cada mañana los guajiros ven salir el incandescente sol por el oriente, el tren lleno de carbón atraviesa el desierto, procede de  la mina a cielo abierto mas grande el mundo, avanza hacia puerto Bolívar, por donde sale el carbón hacia cualquier país que pague dólares por el mineral; atrás quedan las comunidades de la etnia Wayuú asentada milenariamente en la península, subsisten a pesar de las adversidades y la inclemencia de la naturaleza que le castiga día a día con temperaturas infernales, sus pies quemados por la arena ardiente, en sus ranchos de barro y yotojoro nunca falta la chicha para grandes y chicos, sin mas placer que el descanso en el chinchorro, su única esperanza es ver crecer sus hijos, que estudien y sean profesionales, por eso los llevan al internado indígena.


La pobreza en que vive esta población guajira contrasta con los miles de dólares que se obtienen por sus recursos mineros (carbón, gas, sal y otros) pero también con el gran deseo de superación de la gran nación Wayuu, la etnia mas poblada de Colombia, por ello acuden a llevar sus hijos a las aulas, aunque las más dispersas funcionen en enramadas o bajo la sombra de los árboles de trupillo, no importa que los pupitres sean el tronco de los arboles talados. 

En la Guajira,  al sueño de llegar a la escuela para mas de 30.000 niños se ha visto frustrado en lo que va corrido del 2017, ellos no han podido iniciar clases, todavía los internados no abren sus puertas para albergar a niños y jóvenes que proceden de las rancherías mas distantes, pero tampoco inician los mas de 30.000 que en todo el departamento llegan a la escuela a través de la ruta escolar.

Pese a que el estado garantiza el derecho a la educación, los niños de La Guajira ven violentado este derecho por los mismos gobernantes, atendiendo a la integralidad que constituye el goce pleno del mismo en el entendido no se reduce solo a una matricula en un establecimiento educativo sino que debe garantizar también el acceso, la permanencia y las condiciones dignas para el desarrollo del acto pedagógico. 

Aunque el calendario escolar arrancó a finales  del mes de enero, más de 60.000 niños guajiros aun no inician el año escolar, la paradoja del asunto es que desde el 21 de febrero de 2017 el gobierno nacional mediante documento Conpes 3883 de la misma fecha, asumió la administración de la educación para todo el departamento y siendo el primer llamado a garantizar los  derechos, sea él mismo que llegue a este pueblo a violentarlo por la falta de contratación del servicio. 

Ante esta situación padres de familia, estudiantes y maestros hemos realizado acciones de protesta que visibilicen la problemática y hacer la exigencia pública a los administradores de la educación en la Guajira para que los niños vuelvan a la escuela; mientras se hacen las gestiones los wayuú seguirán esperando que sus hijos vuelvan a estudiar, viene a mi mente la frase del canto vallenato: “Recuerdo las palabras que decía mi padre, que al guajiro hasta la muerte le llega tarde…

Con esa premisa finaliza cada día para los guajiros, el sol cae rendido tras el mar tiñendo sus aguas y dejando en el cielo una estela de ardientes colores, entre tanto el guajiro acaricia sueños de esperanzas, de un pueblo que lucha y vive por conservar sus costumbres y para que el progreso llegue a su raza. 

Autora: RUTH MARIELA FERNANDEZ MANJARREZ
  Docente de Educación Media- Lic en Comercio y Contaduría
 Maestrante Uniguajira

jueves, 15 de marzo de 2012

LA GRATUIDAD EDUCATIVA EN TIEMPOS DE PROSPERIDAD


Apenas inició el año, el Ministerio de Educación Nacional emprendió su agresiva campaña publicitaria de la gratuidad  de la educación pública, escuchamos “Ahora el Ministerio Paga”, palabras que estoy segura, alegró a muchos como a mí. Con ello hace realidad el sueño que por años acariciamos los colombianos del común, que creemos en el estado social de derecho; con el Decreto 4807 de diciembre de 2011,  se cristaliza el  mandato de nuestra carta magna, la educación como un derecho fundamental de los niños, qué bueno que este beneficio llegue al pueblo en el Gobierno de la Prosperidad.
Sin embargo, con el paso de los días la realidad se torna diferente, el diario quehacer en las aulas de clases nos muestran la otra cara de la gratuidad. Hoy han trascurrido tres meses desde  su aprobación y, la mencionada gratuidad no llega a los colegios,  volvemos a padecer las inclemencias de la dejadez administrativa estatal.
Nos preguntamos entonces, ¿que se llama gratuidad en tiempos de prosperidad? La gratuidad no puede limitarse únicamente al pago de matrícula y costos académicos porque los derechos no son aislados, son integrales y el derecho a la educación está asociado al derecho a la movilidad, a la salud y a la alimentación, así lo debe garantizar este gobierno de la prosperidad, ¿de qué vale suplir costos de matrícula, cuando el estudiante no puede llegar al colegio porque no tiene trasporte escolar? o cuando no existe en la escuela ni un vaso de leche en los comedores para apoyar la nutrición, acaso ¿con hambre se aprender?, puede hablarse de gratuidad cuando no se ha definido quien asume el seguro de accidente estudiantil? y qué decir de los costos de los textos, hoy se cotizan por encima de los 62.000 pesos que paga el ministerio por un estudiante de preescolar en un año lectivo, o de los uniformes de diario y deporte que  incluidos los zapatos se pagan entre 120.000 y 150.000 pesos por cada uno, cifra que se supera los costos que paga la Ministra por un estudiante de media técnica, que son los que más valen. Cuanta ironía que en este gobierno de la prosperidad la gratuidad se reduce a pagar un costo por cada niño o niña dentro de las aulas de clases, como si fueran artículos de tienda.
Ahora bien, en La Guajira, todavía tenemos aulas rurales que no son más que enramadas, donde desarrollan actividades pedagógicas  y estudiantes que proceden de hasta dos kilómetros de distancias, también estas condiciones hacen parte del programa de gratuidad en los tiempos de prosperidad? El caso más concreto de esta situación se presenta hoy en el municipio de Uribia donde la falta de trasportes y comedores escolares tiene en riesgos de colapsar al sistema educativo con el que más de 20.000 niños y niñas se podrían quedar sin educación.
Mucho me temo que la gratuidad de la educación sea un sofisma para distraer al pueblo mientras se le arrebata el único patrimonio público que aun tenemos, la educación pública, si las cosas siguen así, las escuelas recibirán menos recursos para suplir las necesidades mínimas y; el derecho a la educación, estará reservado para quienes estén en capacidad de pagar altos los costos del sistema educativo Colombiano.
Por: Ruth Mariela Fernández Manjarrez- Publicado en el Diario La Guajira, 15 de marzo de 2011