Los crecientes
cambios y avances que se presentan día a día en la sociedad de este nuevo
siglo, afectan toda manifestación de actividad humana e imponen nuevos retos,
tanto a los individuos como a entidades. Una gran cascada de inventos
tecnológicos en las últimas décadas facilitan labores industriales, empresariales
y domésticas, acortan distancias, sobrepasan fronteras y mueven naciones, al
tiempo que abren caminos para descubrir, construir, reconstruir, producir y
reproducir nuevos principios, teorías y conceptos científicos, dan cuenta de
saberes que en otros momentos de la historia fueron inalcanzables para el
hombre. Todo ello abre un escenario novedoso que exige la modernización de los
estados, instituciones, empresas y de la escuela por supuesto, que a su manera han
sentido la necesidad de efectuar cambios estructurales que garanticen la adecuada y rápida adaptación a las nuevas
circunstancias que le impone la neo civilización
La dinámica social,
política y económica de este nuevo siglo exige la recomposición de las
relaciones entre los pueblos para acoplar esfuerzos encaminados a la
construcción de sociedades cada día más globalizadas y conectadas, donde el
aparato educativo juega un papel preponderante y estratégico para la regulación
de las relaciones entre el conocimiento y la práctica, sin perder de vista que
la educación concebida como un proceso
permanente y dinámico, cambia y se renueva, cumple la función social de formar
individuos idóneos, capaces de trascender histórica y socialmente en todas sus
dimensiones, usando el vehículo de la ciencia,
la tecnología, el conocimiento, la dinámica de la economía y de la democracia,
cumpliendo así un papel trasformado y desarrollador del ser y la sociedad
misma.
El contexto mundial en las ultimas décadas, se ha
visto influenciado de tres grandes trasformaciones, La revolución científico–tecnológica,
La Internacionalización del conocimiento y la cultura, y la globalización
económica, estos factores generadores de cambios no pueden ser desconocidos en
la actividad educativa. La escuela tiene el compromiso de asumir estas
trasformaciones como un desafío por afrontar y un proceso por desarrollar, que
integre el avance de la ciencia, el desarrollo de la sociedad, del ser humano y
su ambiente.
En ese sentido,
quienes lideran gobiernos concurren a espacios comunes para analizar, discutir
y acordar políticas en educación, muestra de ello es la reunión de los Ministros
de Educación de América Latina y el Caribe, en Buenos Aires en marzo del 2006,
donde “ratificaron la necesidad de
avanzar en la formulación de políticas integrales, intersectoriales y de largo
plazo, orientadas a mejorar y sostener la calidad del trabajo docente, como una
condición fundamental para asegurar el aprendizaje de los estudiantes. Uno de
los aspectos centrales, de estas políticas, tiene que ver con el diseño y
puesta en marcha de sistemas de carrera profesional y evaluación que
contribuyan a convertir a la docencia en una profesión atractiva para los
jóvenes talentosos y con vocación de servicio público”. (UNESCO., 2007, pág. 11) . Se deja
entrever la incidencia de la “calidad del trabajo docente” en el proceso de
aprendizaje de los educandos, ya en anteriores oportunidades se había consensuado en la idea de que el
fracaso o el éxito de todo el sistema educativo dependen fundamentalmente de la
calidad del desempeño de sus docentes. (Encuentro Iberoamericano sobre Evaluacion
de Desempeño Docente-Documento de Estudio, 2003, pág. 12)
De igual manera, Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico-OCDE, 2005 citado por Mario Rueda Beltrán, plantea el concepto de competencia, teniendo como fundamento “la complejidad de las condiciones actuales
de vida, que involucra la habilidad de
enfrentar demandas complejas, apoyándose en y movilizando recursos
psicosociales (incluidas las destrezas y actitudes) en un contexto particular.
Al manejo de herramientas, tanto físicas como socioculturales, se agrega su
comprensión y adaptación a los propios fines de las personas y a su uso
interactivo” (Rueda Beltrán, 2009, en linea).
A partir de esta matriz de información se impone en todos los países
latinoamericanos el nuevo enfoque de
aprendizajes por competencias que incluye también la evaluación por competencia que trataremos más
adelante.
En este contexto de cambios, la inserción de la
escuela a la sociedad del siglo XXI presenta nuevas exigencias, enmarcada en el
aprovechamiento de los recursos humanos y el intercambio de los medios
tecnológica, el buen uso de
La
escuela no puede seguir siendo la misma del siglo pasado, de hecho es la
primera llamadas a generar cambio desde las aulas de clases hasta la mas alta gestión
administrativa, las múltiples innovaciones en el campo de la información y la
comunicación y la existencia de un
mundo cada vez más heterogéneo e interconectado, indican que el maestro
hoy enfrenta el reto de repensar la academia, la pedagogía, concebir un nuevo
ideal para convertir el quehacer pedagógico, en la mas atractiva tarea para
niños y niñas cibernautas, que se mueven con gran destrezas en las redes, y
obviamente deberá hacer uso constante
del acto de retroalimentar su quehacer docente para seleccionar las mejores
practicas con las que pueda dar la respuesta que le impone este momento
histórico de la humanidad, atendiendo a que “la educación juega un papel importante en nuestra sociedad: en la
economía, la cultura, la política, la ciencia, la tecnología y en general en
todos los ámbitos. Cada día el docente tiene en sus manos en compromiso y la
responsabilidad de formar y educar a los niños, los adolescentes, jóvenes y
adultos para que enfrenten los nuevos retos que la sociedad demanda.” (Acosta Almilla, 2012,
pág. 11)
En
el ámbito local, el estado colombiano no ha sido indiferente a los retos de
esta nueva sociedad, especialmente en el tema educativo y en la evaluación de
los desempeños docentes, gestado desde la constituyente de 1991, La Carta Magna
aprobada ese año, contempla la educación como un derecho social pero introduce
una nueva categorización para la misma, la educación como servicio público, así lo
describe el artículo 67. “La
educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una
función social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la
técnica,.. Corresponde al Estado regular y ejercer la suprema inspección y
vigilancia de la educación con el fin de velar por su calidad, por el cumplimiento
de sus fines y por la mejor formación moral, intelectual y física de los
educandos; garantizar el adecuado cubrimiento del servicio y asegurar a los
menores las condiciones necesarias para su acceso y permanencia en el sistema
educativo.” (Constitución Politica, 1991) .
Sobreviene
a esta norma, la Ley General de Educación que es la columna vertebral que
ordena y orientan toda la actividad educativa, incluida la evaluación en el
Capitulo III, articulo 80. “…El Sistema diseñará y aplicará criterios y
procedimientos para evaluar la calidad de la enseñanza que se imparte, el
desempeño profesional del docente y de los docentes directivos, los logros de
los alumnos, la eficacia de los métodos pedagógicos, de los textos y materiales
empleados, la organización administrativa y física de las instituciones
educativas y la eficiencia de la prestación del servicio.” (Ley 115. Ley General deEducación, 1994) .
Hoy, fundamentado en este marco jurídico el estado
colombiano desarrolla la política educativa estructurada en torno a cuatro ejes
de acción: la ampliación de la cobertura, el fortalecimiento de la eficiencia, la
pertinencia educativa y el mejoramiento de la calidad. (Ministerio de
Educación Nacional (MEN), 2008, pág. 9) De estos ejes profundizaremos
en el último que es el que contiene y direccione la evaluación del desempeño
docente que es el objeto de estudio de este trabajo.
El mejoramiento de la
calidad, incluyen tres componentes que se articulan en el llamado círculo de
calidad: el primero, los estándares básicos de competencias, que fijan criterios
claros que deben ser de dominio público sobre lo que los estudiantes deben
aprender y aprender a hacer en las diferentes áreas del saber a su paso por la
escuela; el segundo componente son los planes de mejoramiento, que procuran que
las instituciones educativas y las secretarías de educación desarrollen
herramientas de gestión para que impacten positivamente en el desempeño de los
estudiantes y, finalmente el componente evaluación “que tiene como propósito proporcionar información acerca de los logros
y desempeños de estudiantes, instituciones, docentes y directivos docentes.” (Ministerio de Educación Nacional
(MEN), 2008, pág. 9) .
Por otra parte el MEN, afirma que “…es innegable
que los docentes y directivos docentes juegan un papel fundamental en los
procesos de enseñanza – aprendizaje que se dan en las instituciones
educativas,… el factor docente es esencial en cualquier modelo de calidad de la
educación, por lo que evaluar a los educadores es una acción estratégica para
la política educativa.” En
ese sentido se hace necesario que la evaluación sea un instrumento de
mejoramiento y perfeccionamiento de las prácticas pedagógicas en las
instituciones educativas que redunde positivamente en la idoneidad de los
maestros y en el éxito de los estudiantes.
Es necesario retomar la finalidad de la evaluación,
según (Sanmartí, 2010, pág. 4) “La primera
finalidad nos sitúa en esa evaluación que forma parte de la vida del aula. …de
un juicio sobre la calidad de la labor realizada y de una decisión sobre los
aspectos a mejorar. Es una evaluación que si se promueve que sea el propio
alumnado quien la haga, está en la base de las competencias de aprender a
aprender y de autonomía e iniciativa personal, además de la de cualquier otro
tipo de aprendizaje”
Sin
embargo, otros puntos de vistas se anticipan en las formas de abordar la
evaluación y llaman la atención hacia la necesidad de apoyar el proceso desde
un verdadero sentido critico-constructivo que permita que se desarrolle en
forma diagnostica-formativa en la búsqueda de la excelencia de toda la
comunidad educativa, ya que se advierte que un tratamiento erróneo pueden
causar desviaciones en el rol social como agente formativo que debe mantener la
escuela. Es importante entonces que
se aclaren algunos aspectos inherentes a la evaluación de los desempeños
docentes, la tarea es proponer la reflexión sobre, ¿qué evaluar?, ¿paraqué se evalúa? y ¿cómo evaluar? Que en
todos los casos el ejercicio debe redundar en la construcción colectiva de pedagogías atractivas y eficaces, porque
existe el riesgo notorio que quienes caer en un divorcio entre la realidad de
la escuela y los intereses de los gobernantes. “Normalmente, los sistemas de evaluación docente
están concebidos para sobrellevar una combinación de las practicas previstas y
objetivos, a su vez utilizando la información recogida formalmente para
orientar la formación de maestros y el desarrollo profesional y para las
decisiones relacionadas con la mejora de la profesión, remuneración y
retención. Desafortunadamente, la política y las prioridades políticas a menudo
pueden reñir con el diseño cuidadoso y minucioso del examen de los objetivos a
largo plazo, usos y consecuencias…. Así efectivamente convierte, lo que debería
ser el componente formativo de la base de cualquier sistema de este tipo, en un
lujo opcional que puede o no estar disponible en el mundo real, al menos inicialmente”. (Martinez, 2012, pág. 6)
También se corre riegos desde la concepción misma del proceso educativo
como un proceso social con un alto
contenido humanitario, al respecto el Dr. Juan Mondéjar precisa: “Hoy persisten deficiencias
en torno a la evaluación del aprendizaje, especialmente localizadas en la
persistencia del uso casi exclusivo de evaluaciones sumativas, en detrimento de
las formativas y diagnósticas, y todo ello fundado en lo más tradicional del
enfoque cuantitativo, promovido desde el positivismo en la historia de la ciencia
pedagógica. Lo mismo acontece con la evaluación profesoral y con la curricular
e institucional. En esta, hay necesidad de que se abandone la idea de seguir
considerando la eficacia institucional cual si fuese un proceso productivo.” (Mondéjar Rodríguez, 2009, pág. 3)
Pero, ¿Cómo está concebida la evaluación de
desempeño docente en Colombia?, para iniciar y facilitar la comprensión
señalaremos algunos elementos de relevancia en los que se circunscribe el ejercicio
en este país.
Existe
en Colombia dos grupos de maestros en las escuelas, los vinculados bajo el
Estatuto Docente 2277 de 1979 y los
nombrados desde el 2003 con el nuevo régimen del (Decreto-Ley 1278, 2003) , sólo a estos
últimos son sometidos a evaluación como se describe a continuación.
El nuevo
estatuto de profesionalización docente, establece diferentes evaluaciones tanto
para los maestros de aula como para y directivos docentes. En primera instancia,
el ingreso al servicio educativo estatal solamente es posible mediante concurso
de méritos en el que se evalúan el dominio del área del saber, aptitudes para las competencias matemáticas y
de comunicación, pero además condiciones de personalidad, relaciones
interpersonales y experiencia de los
aspirantes para desempeñarse como educadores en el sector público. Adicionalmente de acuerdo con esta norma el
ejercicio de la carrera docente debe
estar ligado a la evaluación permanente,
por lo que se dispone tres tipos de
evaluación: evaluación de periodo de prueba, evaluación anual de desempeño
docente y evaluación de competencias
La
evaluación de periodo de prueba, se realiza al finalizar el año académico y
aplica a maestros de aula y directivos
docentes (cobijados por el Decreto 1278 de 2002) que se han vinculado en el
transcurso del año, siempre y cuando hayan estado sirviendo en el cargo por un
periodo mínimo de cuatro (4) meses. Cuando este término no se cumple, la
evaluación deberá realizarse al finalizar el siguiente año académico.
Durante
el tiempo que dure el periodo de prueba, los docentes y los directivos docentes
que ingresan, tienen la oportunidad de conocer las condiciones en las cuales
desempeñarán su trabajo; por su parte, la institución, en cabeza de sus
directivos, tiene el tiempo para comprobar si el docente o directivo docente es
competente para el desempeño del cargo y si está capacitado o no para
desarrollar el trabajo para el cual ha sido nombrado.
Superado
el periodo de prueba con calificación igual o superior al 60%, el docente o
directivo docente adquiere derechos de carrera y debe ser inscrito en el
escalafón docente.
La evaluación
anual de desempeño laboral, se realiza al finalizar el año académico y aplica a
docentes y directivos docentes (cobijados por el Decreto 1278 de 2002) que han
adquirido derechos de carrera y se encuentran inscritos en el escalafón
docente, siempre y cuando hayan laborado en el establecimiento educativo, en
forma continua o discontinua, por un periodo igual o superior a tres (3) meses.
Evaluación
de Competencias es para docentes y directivos docentes inscritos en el
escalafón, que desean reubicación, ascenso de grado y mejoramiento del nivel
salarial en el mismo grado.
Esta
misma norma establece que la evaluación de docentes y directivos docentes se
regirá por los principios de objetividad, pertinencia transparencia,
participación, confiabilidad concurrencia y universalidad.
Para el objeto que
nos ocupa, cual es el diagnostico de la evaluación de desempeño de la labor
docente, vamos detenernos en la evaluación anual de desempeños, para ello
tomamos como referente el sistema propuesto por Héctor Valdés, compuesto por
seis dimensiones, 27 parámetros y 56 indicadores (Valdés,
2004, pág. 79)
los
cuales en su conjunto vamos a comparar con las competencias que se trabaja el
Ministerio de Educación Nacional de Colombia estructuradas en dos grupos de competencias,
las áreas de gestión, que mas adelante se puntualizan.
Mientras, las dimensiones
planteadas en el sistema de Valdés son muy pertinentes para la búsqueda de una
evaluación justa y racional para los
maestros “y que permita valorar su
desempeño con objetividad, profundidad, e imparcialidad. La
evaluación, en sí misma, ha de ser una opción de reflexión y de mejora de la
realidad,…y situada adecuadamente para posibilitar el avance profesional de los
docentes.” (Valdés, 2004, pág. 4) para el MEN, “la
evaluación de desempeño promueve el mejoramiento individual y colectivo, lo que
se refleja en los procesos de aula, en la gestión institucional y en el
desarrollo de la comunidad, todo lo cual contribuye a tener una educación de
calidad.” (Ministerio de
Educación Nacional (MEN), 2008, pág. 10)
Iniciamos esta comparación
observando que Valdés dirige su sistema hacia Dimensión, en tanto que el
MEN enfoca competencias. Hacemos el análisis partiendo dela
significación de cada uno de los términos: según el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua el término dimensión hace referencia a “aspecto o faceta de algo”, y competencia a “Pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo…”, así las cosas
podemos afirmar que en ambos la evaluación de desempeño en todo caso apuntala a
indagar sobre los aspectos del quehacer pedagógico que desarrolla una persona,
teniendo en cuenta que la dimensión mira mas hacia la individuo, es decir a
características particulares de maestros para nuestro caso pero las
competencias propiamente dicha valoran mas las destrezas, habilidades que dan
cuenta del saber hacer y menos al ser.
Hecha esta diferencia
señalamos a continuación las dimensiones propuestas por (Valdés,
2004, pág. 83) para evaluar desempeño profesoral: 1. Activismo
ideopolítico, 2.Competencias y
capacidades pedagógicas. 3. Disposición para la labor docente educativa. 4. Responsabilidad
laboral. 5. Naturaleza de las relaciones interpersonales que establece con
alumnos, padres, directivos y colegas y 6. Principales resultados de su labor
educativa.
El
Ministerio de Educción Colombiano habla de dos grandes Competencias a evaluar
en los docentes: las Competencias Funcionales y Competencias Comportamentales, la primera esta determinada
por tres gestiones que son: la gestión académica, la gestión administrativa y la
gestión comunitaria; es de anotar que a los directivos docentes se le incluyen
también la gestión directiva.
A manera
de información las Competencias Funcionales
están estructuradas como se
enuncia a continuación; gestión académica: Dominio curricular, planeación y
organización académica, pedagógica y didáctica y evaluación del aprendizaje;
gestión administrativa: Uso de recursos y seguimiento de procesos y, gestión
comunitaria: Comunicación institucional, Interacción con la comunidad y el
entorno. En tanto que las competencias comportamentales están representadas en:
liderazgo, comunicación y relaciones interpersonales, trabajo en equipo, negociación y mediación,
orientación al logro.
Sí, realizamos
el cotejo de los sistemas de evaluación de Valdés y MEN, encontramos similitudes
y diferencias: las similitudes están dadas en la aproximación que hay entre las
dimensiones Competencias y capacidades pedagógicas, Disposición para la labor docente educativa y Principales resultados de su
labor educativa, con competencias Funcionales. Así mismo se puede equiparar
La Naturaleza de las relaciones
interpersonales que establece con alumnos, padres, directivos y colegas y la Responsabilidad
laboral con las Competencias
Comportamental.
Las
diferencias están marcadas profundamente en los siguientes aspectos: no se
evalúa en Colombia el activismo ideopolítico, de hecho es una prohibición
expresa realizar proselitismo político en las escuelas públicas, so pena de ser
sancionado. Como tampoco se tiene en cuenta el parámetro que enuncia Valdés
relacionado con “Actitud científica ante el ejercicio de su profesión.”
Para
concluir señalamos que: El sistema que ha propuesto Héctor Valdés para Cuba está enfocado al ser maestro, es decir
es una acción que permite reflexionar sobre el quehacer pedagógico y la mejora
del como persona que ejerce la actividad de enseñar. En Colombia esta enfocado
en como ser maestro, es decir evalúa el acto que determina como se ejerce la
profesión. No se puede perder de vista que el maestro también educa con el
ejemplo de su comportamiento, con su
propio testimonio de vida. Importante destacar otra mirada, el enfoque con el
que se aborda en Brasil que la (Associação das Escolas Americanas da América do Sul,
2011, pág. 6)
donde se proyecta la evaluación de desempeño de los docentes como “El
Sistema de Evaluación del Desempeño Docente ("TPE") ofrece un
equilibrio entre la estructura y flexibilidad. Es preceptivo que establece las
propuestas y expectativas comunes, orientación, Así, la práctica de la
enseñanza eficaz. Al mismo tiempo proporciona flexibilidad al permitir que la
creatividad y la iniciativa de los profesores. El objetivo es apoyar el
crecimiento y desarrollo de cada profesor para el seguimiento y análisis y
aplicación de la información pertinente, preparado en bajo un sistema de
retorno significativo”
Finalmente
dejamos plasmado en este trabajo nuestro ideal de evaluación en el desempeño de
todo maestro, ha de ser una acción responsable, de mejoramiento, efectiva, y
ajustada a las necesidades reales, práctica,
positiva y armoniosa, contrastada por nociones de consenso, democrática, marcada
por la cooperación y el trabajo en equipo, poder compartido, entre otros; que
redunde en el crecimiento del maestro como actor que planifica y desarrolla el
trabajo docente, con la firme convicción que los maestros si somos mejores
personas también seremos mejores maestro y los mejores maestros formaran
mejores alumnos, todo en busca de laexcelencia.
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